lunes, enero 29, 2007

Los carlistas en la Alcarria

A la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 reclamó su sucesión su
hermano Carlos (conocido por sus partidarios como Carlos V) quien no reconocía los
derechos de su sobrina Isabel II. Al tener Isabel tres años, la regencia estuvo en manos de su madre María Cristina de Nápoles. La guerra entre los partidarios de ambos
(carlistas contra isabelinos o cristinos) se conoce como Guerra de los Siete años,
Primera Guerra Carlista o, también, Primera Guerra Civil.

Las potencias liberales europeas formarían la Cuádrupe Alianza (Portugal, España, Francia e Inglaterra) para apoyar a Isabel mientras las potencias absolutistas y el Papado apoyarían a Carlos. La guerra causaría unos trescientos mil muertos en la península, empobreciendola e impidiendo el comienzo de la industrialización española, amén de que la política pasaría a manos de los "espadones" militares en el futuro. Isabel conservaría la corona.

En la Alcarria hubo partidarios del carlismo aunque la región quedaría en manos de los isabelinos que la dominaban desde Madrid: los núcleos "estables" carlistas del norte y el este quedaban lejos. Leyendo la historia de este periodo aparecen dos momentos en que la guerra llegó a la Alcarria y pasó por Tendilla. De hecho también pasó dos veces por otros pueblos (Brihuega, por ejemplo) como veremos.

Para alterar la situación creada a la muerte de Zumalacárregui en 1835 se intento provocar elevantamiento de la región cantábrica y gallega enviando una pequeña expedición al mando del general carlista Miguel Gómez formada por unos 3000 hombres bien instruidos. Salieron en junio de 1836 hacia Oviedo y Santiago de Compostela pero tuvieron que retirarse (perseguidos por Espartero con unos 15000 hombres) hacia León y Palencia (20 de agosto), encuadrando a los voluntarios que se presentaban en el camino y penetrando en el territorio isabelino a pesar de las columnas enviadas en su busca. Gómez pasa a Riaza y de allí a Atienza y Jadraque dejando exaustos los lugares por dónde pasaba al aprovisionarse sobre el terreno.

El 30 de agosto junto a Matillas, Gómez preparó una trampa y derrotó al general isabelino Narciso López, nacido en Venezuela, que mandaba un ejército perseguidor. Ello provocó la alarma en Guadalajara acudiendo allí las autoridades e incluso el Ministro de la Guerra Rodil con tropas. El general Isidro Alaix, substituto del enfermo Espartero, estaba a horas de marcha y Gómez es guiado a Brihuega por la partida alcarreña carlista de los Cazaporras, dónde pernocta. Pasa a Cifuentes y, tras clavar los cañones capturados, atraviesa el Tajo abandonando La Alcarria y escapándose hasta Utiel (7 de septiembre) dónde se les unen las tropas de Ramón Cabrera. Llegan (entre victorias y derrotas) por Albacete hasta Córdoba (30
de septiembre), Cáceres (31 de octubre) y Algeciras (22 de noviembre) obligando a los
isabelinos a refugiarse en Gibraltar. Cabrera volvió en octubre hacia el Maestrazgo.

La prensa isabelina iba anunciando repetidamente la derrota y dispersión de las tropas de Gómez pero éstos reaparecían al poco. Gómez perdió la oportunidad de levantar Andalucía y Extremadura, pero mantuvo en jaque a las tropas liberales de Ribero, Alaix y Narváez (25000 hombres) con como mucho 6000 soldados. Como puede verse, las rápidas marchas y contramarchas ayudaron a la supervivencia de las tropas carlistas. En general Gómez trató humanitariamente a los prisioneros, liberándoles bajo juramento de no alzar las armas contra D. Carlos, a pesar de que los isabelinos fusilaban sin piedad a los rezagados carlistas.

De regreso hacia el norte por Bailén (30 de noviembre) llegarán a Huete el 7 de diciembre, descansando un medio día para herrar los caballos y llegando el 8 a Buendía. Desde allí y siguiendo el camino que coincide con la actual N-320 van el 9 de diciembre de 1836 a Sacedón, atraviesan el Tajo y pasan a toda marcha por Tendilla para pernoctar en Horche. El general Isidro Alaix les perseguía a horas escasas por el mismo camino. Gómez pasó el 10 a media legua de Guadalajara en medio de una densa niebla entablando una escaramuza con tropas salidas de la guarnición, siguió por Torija, Hita y Cogolludo hacia Osma, Burgos y el Pais
Vasco llegando a Orduña el 20 de Diciembre de 1836 con casi 5000 hombres.

Asombrosamente, Gómez fue depuesto, confinado y no volvió a combatir en la guerra carlista. Su principal efecto sobre Tendilla y otras villas alcarreñas fue el decomiso de alimentos y animales de transporte (mulas principalmente) amén de algunos partidarios que le siguieron. En la ciudad de Guadalajara se convirtió la iglesia de San Francisco (que guarda en su interior el panteón de los Duques de lInfantado) en un cuartel-fuerte, rodeado por una tapia con aspilleras, para albergar a la guarnición isabelina.

Al año siguiente partió la "Expedición Real" (del 14 de mayo al 15 de octubre de 1837) en la que iba el propio pretendiente "Carlos V" con la flor y nata de su ejército. Pasando por Cataluña y Levante, y tras variadas vicisitudes, Carlos llegaba a Arganda el 12 de septiembre y Ramón Cabrera a Vallecas. Tras derrotar a la Guardia Real sus tropas llegan hasta a las tapias del Retiro madrileño mientras Espartero estaba aún lejos: marchando rápido desde Cuenca hacia Madrid, había pernoctado el día 11 en Tendilla, el 12 al anochecer entraría en Alcalá de
Henares y hasta el 13 por la tarde no lo haría en la capital. Los voluntarios realistas afluían a Arganda y pocos soldados defendían la capital. A las ocho de la tarde Carlos ordena retirarse a Cabrera que obedece enfurecido como un león ante la irresolución de Carlos y el influjo de los consejeros religiosos de éste. Las causas de la retirada no han sido explicadas: escasas cualidades de Carlos, temor a Espartero y sus 25000 hombres o pacto secreto con la regente María Cristina, para cederle el poder, inclumplido por ésta (lo más probable). Los soldados
carlistas de a pié no lo entenderían nunca y algunos lo achacarían a los muchos sacerdotes y cortesanos que acompañaban a D. Carlos.

El 13 de septiembre por la mañana los carlistas mandados por González Moreno salen
aparentemente hacia Alcalá pero se desvían a Mondéjar dónde, amén del entusiasta
recibimiento (uno de los expedicionarios aludiría "al buen espíritu de La Alcarria"), se alistaron más de mil voluntarios que engrosaron los 14000 infantes y 1500 caballos carlistas. Las partidas de voluntarios venían mandadas por algunos ricos de los pueblos, curas u oficiales retirados. Cabrera acamparía en Pastrana el 13.

El 16 salen los carlistas de Mondéjar hacia Chiloeches. Mientras, las tropas de Sanz y Cabrera siguen hasta la ciudad de Guadalajara que asalta y toma Cabrera la noche del 16 al 17 mientras la guarnición se refugia en el "fuerte" de San Francisco. Los vecinos serían despertados por las bandas militares carlistas que tocaban en la plaza del Ayuntamiento. Cabrera recibe órdenes de retirarse a las 7 de la mañana, otra vez sorprendentemente (temor a Esparterro de sus jefes?). El 18 la masa principal de tropas carlistas mandadas por Gómez Moreno pasa por El Pozo y Santorcaz rumbo a Alcalá y tras llegar al puente y a la vista de las tropas de Espartero, de nuevo contramarchan el 19 por Santorcaz y El Pozo con el consiguiente desánimo de los soldados. Poco bueno se puede decir de los generales carlistas, salvo de Cabrera. Espartero desde Alcalá aprovecha hábilmente la ocasión y su caballería
ataca en Anchuelo y deshace las tropas carlistas en su retirada en Aranzueque, dispersadas en medio de la polvareda. Carlos trata con valor de contener a sus tropas en el puente de Aranzueque, sin éxito.

Los carlistas tuvieron muchas pérdidas y se retiraron la noche del 19 a Hontoba, pero la presencia enemiga les hizo ir a Hueva. Espartero vivaqueó en Aranzueque esa noche. De las tropas rezagadas y hambrientas en Hontoba se dispersaron bastantes voluntarios. Los carlistas mataron a la mayoria del ganado de este lugar para comer y requisaron paja y grano para calentarse y dar de comer a los caballos. Durmieron muchos en las eras de Santiago y salieron de allí en cuanto pudieron. "En la Virgen de los LLanos/ Carlos Quinto durmió/ virgen del pueblo de Hontoba,/por dónde pudo escapó!", se cantaba en Hontoba. Desde Hueva por Moratilla y Fuentelencina las tropas se retiraron atravesando Tendilla en marcha hacia Valfermoso. Los carlistas descenderían sobre Tendilla desde los montes al sur y saldrían de ella subiendo el empinado camino que por el Barranquillo llega hacia Romanones al norte, es
decir, perpendicularmente al seguido por Gómez un año antes. Carlistas e isabelinos
requisarían todo lo comestible que alcanzaran a ver.

En la retirada, tras descansar en Hontoba pasó D. Carlos al amanecer del 20 por Tendilla con tan mal acierto que la zona estaba llena de enemigos: justo una hora después de pasar llegaban los perseguidores isabelinos dividiendo a las tropas carlistas. Ochocientos soldados hubieron de retirarse desde Hueva hacia Valencia. Por los dos días de marchas forzadas, la derrota, el fuerte calor y el no comer más alimento (muchos) que el requisado en Hontoba, el camino se llenó de rezagados carlistas. Muchos de los mozos presentados en La Alcarria quedarían prisioneros, algunos morirían y, la mayoría, tras semejante estreno, se desanimaron y volvieron a sus casas en medio de la confusión.

De Tendilla llegó D. Carlos a Brihuega al final del día 20 de septiembre. Allí fue avisado por un corneta, caido prisionero en el crucero de Tendilla y luego escapado (el exceso de prisioneros y la prisa en la persecución hacian laxa la vigilancia), de la llegada de los isabelinos saliendo el 21 por la tarde hacia Cifuentes dónde llegaron a las cinco de la mañana del 22. Los que ocho días antes estuvieron a las puertas de Madrid estaban casi reducidos a la nulidad por el hambre, la lluvia y el barro que luego aparecieron y las rápidas marchas de la retirada,
perseguidos de cerca y sorprendidos de noche por los isabelinos, obligados a veces a
abandonar las raciones recogidas con dificultad. Quedarían algo más de cuatro mil soldados.

Desde Aranzueque Espartero había seguido por Horche a Torija y Fuentes de la Alcarria dónde la niebla hace que llegue antes que sus tropas. Pero los carlistas no lo saben, se retiran y Espartero se salva.

Pasaron los carlistas por Torrecuadrada, Alcolea del Pinar y duermen el 23 en Bujarrabal (ese día duerme Espartero en Alcolea) y el 24 en Atienza. Al abandonarla tienen tan mal acierto que vuelven a meterse entre enemigos como en Tendilla. El 26 pasaban el Duero en Gormaz y serán socorridos por Juan Antonio Zaratiegui (quien al mando de otra expedición menor había entrado en Segovia y llegado a Las Rozas el día 12 sin saber que D. Carlos estaba en Arganda!) aunque al poco sufren una nueva derrota en Retuerta el 6 de octubre que les obliga a volver a las bases carlistas en el Norte. Perdida la ocasión, Carlos perdería con ella la guerra. En adelante La Alcarria no volvería a ser teatro de operaciones.

Ramón Cabrera, que se tras la batalla de Aranzueque se había separado de la Expedición Real en Moratilla, marchando por Pastrana y Tragacete (el 23 de septiebre) volvería al Maestrazgo salvando a sus tropas. La división navarra, perdida, se uniría primero a Cabrera pero luego retrocedería hacia Priego y Valdeolivas, y por Brihuega y Cogolludo seguiría las huellas de la
Expedición Real hacia el norte. Sólo quedarían algunas pequeñas partidas carlistas en La Alcarria.

La segunda y tercera guerras carlistas no afectaron casi a Tendilla. En primavera de 1872 Madrazo hace una proclama en Guadalajara prometiendo "defender la bandera carlista y las franquicias de Castilla" con poco éxito. Tampoco lo tuvieron mejor los intentos de reclutar voluntarios en los partidos judiciales de Brihuega y Pastrana en 1872. Una pequeña partida carlista proviniente de Cuenca y mandada por Luna apareció en Tendilla el 6 de julio de 1873 y tras un combate el 7 en Valfermoso de Tajuña fue copada por la fuerza del capitán de la Guardia Civil Robles. Luna sería canjeado en febrero de 1874. Desde Aragón el carlista Santés
efectuaría una rápida correría por Guadalajara y Cuenca en septiembre-octubre de 1873.

Más importancia tuvo el general carlista Angel Villalaín quien operó en Cuenca y Guadalajara. Entraría por sorpresa en 5 de enero de 1874 en Siguenza llevándose 200 fusiles. Las tropas de Villalain (aunque nominalmente al mando de Alfonso de Borbón y Este, hermano del pretendiente Carlos VII) atacaran la cercana Cuenca el 13 de julio de 1874 y la tomaran y saquearan el 16, destacándose María Nieves de Braganza, esposa del enamorado Alfonso y mujer de fuerte caracter que acudía a animar a sus soldados al campo de batalla y de la que se cuenta que portaba armas al cinto.

De nuevo Villalaín efectuaría una correría por la vega del Tajuña en la que cojieron lo que pudieron a su paso y entrarían en Brihuega a medianoche del 3 de agosto de 1874, retirándose luego por Torija y Cifuentes hacia la provincia de Cuenca. Nuevamente volvería a Guadalajara entrando en Pastrana el 17 de septiembre. Villalaín murio en 1875. Como se ve, es principalmente una guerra de partidas y correrías sin una ocupación permanente del territorio conquistado.

En Tendilla los muy viejos recuerdan que les contaron que se habían hecho disparos contra los carlistas desde lo alto de la torre de la Iglesia y que éstos "dejaron sin calzones a Juan Ropero", aludiendo a los bienes perdidos.

Bibliografía:

• Jaime del Burgo, "Para la Historia de la Primera Guerra Carlista" (1981).

• Alfonso Bullon de Mendoza, "La Primera Guerra Carlista" (1992).

• Antonio Pirala, "Historia de la Guerra Civil y delos Partidos Liberal y Carlista" (reed. 1984) .

• Roman Oyarzun, "Historia del Carlismo" (1965).

• Principe de Lichnowsky, "Recuerdos de una guerra"(1942).

• Melchor Ferrer, Domingo Tejera y Jose Acedo, "Historia del Tradicionalismo espanol" (1941).

Jose Luis Garcia de Paz

Extraído el 23/02/00 de alcarria.com